¿Orgulloso de ser mexicano?


Al parecer no, de acuerdo a lo que dice Luis González de Alba en su artículo de hoy en el diario Milenio. Tomando como base el slogan de la campaña institucional para conmemorar el Bicentenario y el Centenario, González de Alba señala cinco puntos que destruyen cualquier ánimo fiestero-patriótico que cualquiera pueda tener:
1.- Miguel Hidalgo, el dulce padrecito que nos llevó hacia la libertad, en realidad lo que hizo fue retrasar once años la Independencia de México, ya que con su movimiento sólo logró que los criollos que ya querían formar su propia nación se horrorizaran ante la violencia desatada y fortalecieran sus lazos con el Imperio Español. La rebelión de Hidalgo duró diez meses y el Virreinato siguió tan campante. (Por cierto, señala González de Alba, la "imagen oficial de Hidalgo" es en realidad la de un cura austriaco que venía con Maximiliano de Habsburgo, quien se apoyó en la figura del cura de Dolores para legitimar su imperio.)
2.- "Heredamos de España un territorio con más de cinco millones de kilómetros cuadrados, de los cuales nos quedan menos de dos. El resto lo perdimos tanto por agresiones extranjeras como por guerras civiles, maniobras políticas y corrupción. Actualmente "nadie en aquellos territorios perdidos suspira por devolverlos al gobierno mexicano", dice González de Alba.
3.-No hemos aportado gran cosa en los últimos 200 años de progreso mundial. "Nada que hoy sea parte de la vida civilizada nació o tuvo su impulso en México"
4.- Nuestros paisajes y riquezas naturales no son ningún mérito; ya estaban allí mucho antes de que nosotros llegáramos. Por el contrario, nosotros somos culpables de su deterioro.
5.- Las culturas prehispánicas que tanto presumimos no fueron tan importantes, (puesto que no contribuyeron a la construcción de la ciencia, la tecnología o las libertades actuales), y para empezar ni siquiera son mexicanas; puesto que lo que ahora llamamos Nación Mexicana es una combinación de culturas que surgió siglos después de que los grandes pueblos indígenas hubieran desaparecido.
Ante razones incendiarias como las presentadas, creo que podemos hacer dos cosas:
podríamos convocar a toda la población mexicana para que el próximo 15 de septiembre (o primero de mayo, o 15 de marzo, o cualquier fecha que les guste) hagamos una gran carrera; a la cuenta de tres todos salimos corriendo hacia Estados Unidos para abandonar este suelo que jamás debió existir. Seguramente los gringos movilizarán a su ejército para impedir la invasión y habrá muchos muertos, pero bueno, todo movimiento necesita mártires. Los que sobrevivan tendrán la dicha de vivir en una nación civilizada y olvidarán para siempre que alguna vez existió una cosa llamada México.
O, podemos tomarlo con calma, respirar profundo, y analizar una a una las razones expuestas por González de Alba.
Este artículo es un excelente ejemplo de lo que se llama "Historia Crítica", la que nos promete que al fin vamos a conocer "la verdad de lo ocurrido", y nos asegura que todo lo que nos contaron en la primaria es falso y debemos destruirlo.
De alguna manera, este artículo sirve de contraparte al que escribió Enrique Florescano en Nexos el mes pasado, y que también comenté en este blog. Uno señala que los argumentos presentados para conmemorar la existencia de México están errados, mientras que el otro dice que hay una serie de avances que hicieron posible que este país siga vivo, (a pesar de todo lo que le ha pasado) y que es justamente por eso que debemos festejarlo.
Yo creo que la verdad histórica sobre México está en algún punto a medio camino entre las interpretaciones de Florescano y de González de Alba (si acaso existe "la verdad histórica")
Es cierto que Hidalgo no era un dulce y puro padrecito de pueblo. Asesinó a mucha gente y cometió tropelías, pero no pudo retrasar una independencia que, para empezar, no era un hecho a consumarse. Es un error pretender explicar los acontecimientos históricos por su consecuencia y no por su desarrollo. Pensar que "de todos modos iba a darse la Independencia, pero Hidalgo la retrasó" es jugar con los hechos de manera conveniente.
Por cierto, el asunto de la imagen de Hidalgo lo explicó Laura Suárez de la Torre en la revista BiCentenarios, del Instituto Mora, y es más complejo que la explicación de González de Alba.
Que perdimos más de la mitad de nuestro territorio por las rencillas internas más que por las agresiones externas, es cierto. Que no hemos cuidado nuestro territorio, es verdad. Pero eso de que ni nosotros ni los pueblos prehispánicos tenemos valor porque no hemos aportado nada a la cultura universal en los últimos 200 años me suena exagerado. Sobre esa base podrían bien desaparecer gran parte de las culturas mundiales, ya que las está midiendo con un rasero utilitarista: "si no has aportado nada no mereces existir".
Me parece que en el fondo hay un problema de percepción en la manera en que hemos visto nuestra historia. O queremos aparecer como los grandes caudillos mundiales y nos sobrevaloramos, o creemos que somos la escoria del planeta y nos subvaloramos. Lo que la sociedad mexicana necesita (y muchos historiadores se esfuerzan día a día para lograrlo) es una visión madura de nuestro pasado, que señale los errores, pero también los logros, y que sobre todo nos ayude a construirnos un futuro mejor, puesto que lo merecemos.
O también podemos hacer la carrera multitudinaria hacia Estados Unidos, o China, o a cualquier lugar donde podamos despojarnos de nuestra cultura y nuestra responsabilidad histórica (en caso de que algo así sea posible...)

Comentarios

  1. Mentalidades y perspectivas como las de Luis Gonzalez de Alba saltan a la historia desde el siglo XIX, cuando algunos politicos prefirieron renegar de su pasado para cimentar las bases de una nueva nacion. En lo personal, no me siento Bicentenario, porque siento que la Independencia no comenzó en 1810, y la Revolucion en realidad fue toma y daca de la sillita presidencial...

    Ademas el nacionalismo es una construcción política, que ha ganado sus adeptos gracias a la Seleccion Mexicana (que espero ahora si gane el mundial...). El chiste es ¿Qué tan mexicano debes sentirte o portarte en este 2010? ¿Qué tan orgullosos debemos sentirnos de tener una historia rica y compleja en un pueblo de desmemoriados?

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  2. Luis Gonzalez de Alba tiene absolutamente razón y se queda corto.
    Nuestra independencia no se deriva del despiporre que ocasionó el cura Hidalgo, que al contrario con tanta salvajada ahuyentó a sus aliados independentistas.
    La Revolución, solo fue el producto de la mano de nuestros vecinos del norte indignados con Porfirio Díaz que extendió las concesiones petroleras a los ingleses y que después por las mismas razones auspiciaron a los reyistas para que se apoderaran del gobierno, pues Madero ratificó las concesiones a los ingleses y al rato ya no sabían que hacer con la que se armó, primero apoyaron a Villa, pero después se asustaron con su locura y entonces apoyaron a Obregón y así, hasta que les expropiaron a los ingleses el petróleo y sanseacabó.
    Renunciamos al papel que pudimos tener y nos entregamos a los puntapies de nuestros vecinos del norte hasta el día en que pongo este puntito final.

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